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23 de octubre de 2014

La verdad...



Algo sobre madres adolescentes.

El precio del aborto

La verdad, me apendejé

Otra de Alejandro Sánchez



Si tú no brillas, si yo no brillo: ¿quién iluminará esta oscuridad?

Ayotzinapa

22 de octubre de 2014

Esperanza



Ya sé que la EE se llama Lectura y redacción a través del análisis del mundo contemporáneo... pero... creo que a veces es demasiado "mundo contemporáneo" (más del que puedo soportar). He aquí unas lecturas viejitas para niños-jóvenes, que son esperanzadoras. Lean alguna o guarden los links y los nombres para cuando decidan ser papás: verán que no se arrepentirán de compartirlo con hijos o sobrinos, hermanos, amigos, pareja o similares. Son lecturas hechas para mostrarnos como todos somos parte de todo y de cada uno :)

Momo

La historia interminable 

El libro de las tierras vírgenes

El principito

13 de octubre de 2014

Presentación Cohesión



La cohesión es la tercera de las propiedades textuales. ¿cómo hacemos para que la información que le ofrecemos a nuestro lector tenga unidad y no sea una pila de datos inconexos? Hay varios mecanismos para ello. De esto se trata la siguiente presentación.

Cohesión

Presentación coherencia



Una vez que se ha aplicado estrategias de escritura, que se ha hecho un borrador y vertido todas las "ideas locas", lo que sigue es darle estructura al texto. No es una tarea fácil. Requiere de nosotros paciencia y capacidad autocrítica. Requiere sobre todo, que seamos empáticos con el destinatario de nuestro mensaje, que tomemos en cuenta sus requerimientos de información y sus conocimientos previos sobre el tema, sin perder de vista, nuestros propios objetivos.


Presentación coherencia

Presentación Adecuación



Piensa en las veces en que has dicho alguna cosa que no querías y sin querer, hiciste sentir mal a alguien. Piensa en las ocasiones en que te has quedado pensando: "no debí decir eso, no debí decir eso..." Estas reflexiones te servirán para explorar la primera de las propiedades textuales.


Adecuación

8 de octubre de 2014

Nadie debería trabajar



Nadie debería trabajar. Estoy de acuerdo. Lean el artículo. Vivan dos o tres años como "adultos", también lo estarán.


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“Nadie debería trabajar”

Bob Black propone en su ensayo ‘La abolición del trabajo’ jugar en vez de desarrollar un oficio

POR MAR ABAD (@MARABAD )
Lo fácil es pensar que las cosas son como son porque así tienen que ser. Ese es el argumento jefe de un pensamiento perezoso, un pensamiento miedoso. Pero, a veces, llega un puñado de palabras y sacude el espejismo en el que millones de personas han construido su vida. Esto ocurre, por ejemplo, cuando uno se tumba en el sofá y lee un libro que comienza así: “Nadie debería trabajar”.
El primer párrafo de La abolición del trabajo, de Bob Black, proclama: “El trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundo. Casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo o de vivir en un mundo diseñado para el trabajo. Para dejar de sufrir tenemos que dejar de trabajar”.
–¿Es esto una provocación? –te preguntas al leer las primeras frases.
–No –te respondes al llegar a la última página.
El escritor estadounidense propone en este ensayo, publicado en 1985 y recuperado ahora por Pepitas de calabaza, “una nueva forma de vivir basada en el juego (…), una convivencia lúdica, comensalismo o, tal vez, incluso arte. (…) Yo agito por un festejo permanente”.
Black utiliza la palabra ‘juego’ en un sentido mucho más extenso que el de diversión. El politólogo plantea “una aventura colectiva en alegría generalizada y exuberancia libremente interdependiente”. Y sabe que la propuesta es atrevida porque la mayoría de las ideologías que han ido modelando el presente “creen en el trabajo”. Desde la moral calvinista o el protestantismo hasta el marxismo y la mayor parte de las ramas del anarquismo (estas dos últimas “defienden el trabajo aún más fieramente porque no creen en casi ninguna otra cosa”, asegura en su ensayo).
El filósofo desmonta la concepción del trabajo que se ha ido forjando durante siglos, especialmente, desde la industrialización. Pero sabe que encontrará cierta resistencia porque “vivimos tan cerca del mundo del trabajo que no vemos lo que nos hace”. Y por eso –dice– busca en la sabiduría de “observadores externos de otros tiempos y otras culturas para apreciar el extremismo y la patología de nuestra posición presente”.

“LA MONOTONÍA Y LA EXCLUSIVIDAD DE UN EMPLEO DESTRUYE EL INTERÉS DE CUALQUIER ACTIVIDAD Y TODO SU POTENCIAL LÚDICO”
Desde este alejamiento mental propone una “definición mínima del trabajo” como “labor forzada” y asegura que, además, se trata de una “producción impuesta por medios económicos o políticos”. “El trabajo”, asegura en su ensayo, “nunca es hecho por amor al trabajo mismo, sino para obtener un producto o resultado que el trabajador (o, con más frecuencia, alguien más) recibe del mismo”.
Dice Black que “los trabajadores industriales (y de oficina) se encuentran bajo el tipo de supervisión que asegura el servilismo”. La monotonía y la exclusividad que supone, no ya trabajar, sino “tener un empleo”, destruye el interés de cualquier actividad y todo su potencial lúdico. “Un empleo que podría atraer la energía de algunas personas por un tiempo razonable, por pura diversión, es tan solo una carga para aquellos que tienen que hacerlo por 40 horas a la semana sin voz ni voto sobre cómo debería hacerse, para beneficio de propietarios que no contribuyen en nada al proyecto, y sin oportunidad de compartir las tareas o distribuir el trabajo entre aquellos que tienen que hacerlo. Este es el verdadero mundo del trabajo: un mundo de estupidez burocrática, acoso sexual y discriminación, de jefes cabeza hueca explotando y descargando la culpa sobre sus subordinados, quienes –según cualquier criterio tecnicoracional– deberían estar dirigiendo todo”.

La ‘oligarquía de oficina’
Para el estadounidense, “la degradación que experimentan la mayoría de los trabajadores es la suma de varias indignidades que pueden ser denominadas como disciplina”. Esta palabra reúne “la totalidad de los controles totalitarios en el lugar de trabajo (supervisión, movimientos repetitivos, ritmos de trabajo impuestos, cuotas de producción, fichar…)”. “La disciplina es lo que la fábrica, la oficina y la tienda comparten con la cárcel, la escuela y el hospital psiquiátrico. Es algo históricamente nuevo y horrible. Va más allá de las capacidades de los dictadores demoníacos de antaño como Nerón, Gengis Khan e Iván el Terrible. Pese a sus malas intenciones, ellos no tenían la maquinaria para controlar tanto a sus súbditos como los déspotas modernos. Eso es el trabajo”, asegura, “el juego es todo lo contrario”.
El trabajo es forzado. El juego es voluntario y no se hace a cambio de dinero. Su recompensa es “la experiencia de la actividad misma”.
Black hace alusión a los estudios del filósofo Michel Foucault que sostenían que “las cárceles y las fábricas surgieron casi a la vez, y sus operadores copiaron conscientemente las técnicas de control de unas y otras”. “Un trabajador es un esclavo a tiempo parcial. El jefe dice cuándo ha de llegar, cuándo tiene que irse y qué hacer entre esos dos momentos. (…) Puede llevar su control hasta extremos humillantes mediante la regulación, si le da la gana, de la ropa que ha de vestir y cuántas veces puede ir al baño”.
Este “humillante sistema de dominación”, continúa, “rige sobre la mitad de las horas de vigilia de una mayoría de mujeres y la vasta mayoría de los hombres durante décadas, durante la mayor parte de sus vidas”. Y, por eso, Black considera que la forma más correcta de llamar a este sistema es “fascismo de fábrica” y “oligarquía de oficina”.
En esos modelos no cabe la libertad, según el graduado en Derecho. No solo de actos. También de pensamiento y crecimiento intelectual. Y eso, definitivamente, es lo más trágico. “Eres lo que haces”, escribe. “Si haces trabajo aburrido, estúpido y monótono, lo más probable es que tú mismo acabes siendo aburrido, estúpido y monótono. El trabajo explica la creciente cretinización a nuestro alrededor mucho mejor que otros mecanismos idiotizantes como la televisión y la educación. Quienes viven marcando el paso, todas sus vidas, llevados de la escuela al trabajo y enmarcados por la familia al comienzo y el asilo al final, están habituados a la jerarquía y esclavizados psicológicamente. Su aptitud para la autonomía se encuentra tan atrofiada que su miedo a la libertad es una de sus pocas fobias con base racional. El entrenamiento de obediencia en el trabajo se traslada hacia las familias que inician, reproduciendo así el sistema en más de una forma, y hacia la política, la cultura y todo lo demás. Una vez que absorbes la vitalidad de la gente en el trabajo es probable que se sometan a la jerarquía y la experticia en todo. Están acostumbrados a ello”.

El trabajo desde una perspectiva histórica
Cuenta Black que “hubo un tiempo en nuestro pasado en que la ética del trabajo hubiese sido incomprensible”. La idea de trabajar duro y acumular riqueza como forma de salvación individual nació hace apenas unos siglos. Su justificación teórica quedó recogida en el libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, de Max Weber (1864-1920), pero, además, el sociólogo alemán dio un impulso meteórico a esta idea al asociarla al protestantismo y el calvinismo, según el estadounidense.
“Solo tenemos que usar la sabiduría de la antigüedad para poner el trabajo en perspectiva”, indica. “Sócrates dijo que los trabajadores manuales suelen ser malos amigos y malos ciudadanos, porque no tienen tiempo de cumplir con las responsabilidades de la amistad y la ciudadanía. Tenía razón (…). El tiempo libre está dedicado en su mayoría a prepararse para ir al trabajo, regresar del trabajo y recobrarse del trabajo. El tiempo libre es un eufemismo para la forma en que el trabajador, como factor de producción, no solo se transporta a sí mismo a sus propias expensas, desde y hacia el puesto de trabajo, sino que además asume la responsabilidad de su propio mantenimiento y reparación. El carbón y el acero no hacen eso. Las máquinas fresadoras y las de escribir no hacen eso. Pero los empleados sí”.

A. SMITH: “EL HOMBRE QUE PASA LA VIDA EFECTUANDO OPERACIONES SIMPLES (…) SE VUELVE TAN ESTÚPIDO E IGNORANTE COMO ES POSIBLE QUE UNA CRIATURA HUMANA LLEGUE A SERLO”
Esto tampoco es así en todas las culturas. Los Kapauku, una tribu que vive en el oeste de Nueva Guinea, establecen un equilibrio entre trabajo y tiempo destinado a otras actividades. El antropólogo Leopold Pospisil dice, en sus investigaciones, que esta comunidad dedica un día a trabajar y el siguiente a descansar.
Black es consciente de que esta idea de reducir el trabajo hoy hace temblar de pánico a la mayoría del mundo. Pero el estadounidense argumenta que ese miedo empezó a alentarse hace mucho tiempo. La literatura universal está plagada de pensadores, como Thomas Hobbes (1588-1679), encargados de asustar a la sociedad igualando el colapso de la autoridad con la violencia y el caos.
El autor de este ensayo dice que hasta Adam Smith (1723-1790), defensor a ultranza del mercado y la división del trabajo, supo ver el “lado más oscuro” de una sociedad construida en torno al trabajo. El economista y filósofo escocés escribió que “el entendimiento de la mayoría de los hombres se forma necesariamente de sus ocupaciones habituales. El hombre que se pasa la vida efectuando unas cuantas operaciones simples no tiene ocasión de ejercer su entendimiento. Por lo general se vuelve tan estúpido e ignorante como es posible que una criatura humana llegue a serlo”.

El trabajo es genocidio
Bob Black continúa su defensa de la abolición del trabajo con un argumento más tajante: “El trabajo es asesinato en masa o genocidio. Directa o indirectamente matará a la mayoría de los que lean estas palabras. Entre 14.000 y 25.000 trabajadores mueren en EE UU en el lugar de trabajo. Más de dos millones quedan inhabilitados. (…) Las estadísticas hablan de 100.000 mineros que padecen el mal del pulmón negro. Cuatro mil de ellos mueren cada año, una tasa de mortalidad mucho mayor que la del sida, por ejemplo, que recibe tanta atención de los medios”.
“Aun si no quedas muerto o inválido mientras trabajas, puedes morir mientras vas al trabajo, regresas del trabajo, buscas trabajo o tratas de olvidarte del trabajo”, prosigue. “El trabajo, entonces, institucionaliza el homicidio como forma de vida”.
Black pasa, a continuación, de la fábrica a la oficina. “El 40% de la fuerza laboral son trabajadores de cuello blanco. La mayoría de ellos tienen algunos de los empleos más tediosos e idiotas jamás concebidos. Industrias enteras, seguros y bancos y bienes raíces, por ejemplo, que no consisten nada más que en mover papeles inútiles de un lado a otro”.

JUGAR EN VEZ DE TRABAJAR CONVERTIRÍA LA CREACIÓN EN RECREACIÓN, SEGÚN BOB BLACK
El autor se sorprende de que, a pesar de todo lo que expone, “el sentimiento que prevalece, universal entre patronos y sus agentes, y muy extendido entre los trabajadores, es que el trabajo es inevitable y necesario”. Él discrepa. “Es posible abolir el trabajo y reemplazarlo por nuevos tipos de actividades libres”, dice. Su propuesta se basa en “recortar masivamente la cantidad de trabajo” (porque, “en la actualidad, la mayor parte es inútil”) y en “tomar el trabajo útil que queda y transformarlo en una agradable variedad de pasatiempos parecidos al juego y la artesanía (…) que generan productos útiles (…). La creación se convertiría en recreación y podríamos dejar de vivir temerosos los unos de los otros”.
Los recortes podrían aplicarse a la “producción de guerras, la energía nuclear, la comida basura, los desodorantes de higiene femenina y parte de la industria automovilística”, propone Black. Y así, “sin haberlo intentado siquiera, hemos resuelto la crisis de energía, la crisis ambiental y un montón de problemas sociales insolubles”.
“Los científicos, ingenieros y técnicos, liberados de investigar sobre la guerra y la obsolescencia programada, lo pasarían en grande inventado medios para eliminar la fatiga, el tedio y el peligro de actividades como la minería”, plantea. “Sin duda, encontrarán otros proyectos en los que divertirse”.

El paso del trabajo al juego también tiene que ver con cambiar las circunstancias en las que se desarrolla una actividad. La mayor parte de las tareas resultan más agradables si no se realizan bajo el acecho de un supervisor, en un entorno amable o se les puede imprimir un toque de creatividad.
En ese sistema de “festejo permanente”, Black piensa que “presenciaremos una edad de oro de la creatividad que hará pasar vergüenza al Renacimiento. No habrá más empleos. Solo cosas que hacer y gente que las haga”.

El derecho a la pereza
Esta visión del trabajo no es exclusiva de Bob Black. Paul Lafargue escribió El derecho a la pereza en 1880. El periodista y teórico político francés defendía en este ensayo el uso de las máquinas y la reducción de la jornada laboral para que los ciudadanos pudieran dedicar más tiempo a la ciencia, el arte y las necesidades humanas fundamentales.

Henry David Thoreau, unos 40 años antes, criticó el modelo productivo industrial porque, a su juicio, suponía la explotación de los humanos. Rechazó también el culto al éxito y el credo puritano del trabajo constante porque significaba la explotación de uno mismo.
Thoreau trató el tema del trabajo en algunos ensayos (Ganarse la vida, Vidas malgastadas, De qué le aprovecha al hombre…) y mostró su sorpresa por que hubiera “tan poco o casi nada escrito, que yo recuerde, sobre el tema de ganarse la vida, cómo hacer de ganarse la vida no solo algo valioso y honorable, sino también algo apetecible y glorioso, porque si ganarse la vida no es de ese modo, esto no sería vivir”.
En La desobediencia civil indica: “Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar”.
Thoreau se enfrentó a las teorías del trabajo como objetivo vital y a la doctrina calvinista con estas palabras. “Si un hombre pasea por el bosque, por placer, todos los días, corre el riesgo de que le tomen por un haragán pero si se dedica el día entero a especular cortando bosques y dejando la tierra árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano trabajador y emprendedor. ¡Como si una ciudad no tuviera más interés en sus bosques que el de talarlos!”.

“El propósito del obrero debería ser, no ganarse la vida o conseguir ‘un buen trabajo’, sino realizar bien un determinado trabajo y hasta (…) sería económico para una ciudad pagar a sus obreros tan bien que no sintieran que estaban trabajando por lo mínimo, sino que trabajaban por fines científicos o morales. No contrates a un hombre que te hace el trabajo por dinero, sino a aquél que lo hace porque le gusta, aunque lo realice muy despacio”.
Thoreau criticó muchas prácticas económicas de su tiempo, a mediados del siglo XIX, que mantienen un paralelismo absoluto con muchas actividades empresariales de la actualidad. “La afluencia masiva de buscadores de oro a California, por ejemplo, y la actitud no simplemente de los comerciantes, sino también de los filósofos y los profetas respecto a ella, refleja el gran desastre de la humanidad. ¡Que tantos esperen vivir de la suerte y así tener el modo de encargar el trabajo a otros menos afortunados y todo ello sin aportar nada a la sociedad! ¡Y a eso le llaman negocio! No conozco desarrollo más sorprendente de la inmoralidad en el comercio y en los demás procedimientos habituales para ganarse la vida. La filosofía y la poesía y la religión de semejante humanidad no merecen el polvo de un bejín” (La desobediencia civil).
El filósofo naturalista habló también de la ambición humana y de la forma en que la especulación y la avaricia se imponían sobre el talento y la inteligencia en este sistema económico. “Dios entregó al hombre honrado un certificado capacitándolo para alimentarse y vestirse, pero el hombre malvado encontró un facsímil del mismo en los cofres de Dios, se apropió de él y obtuvo alimento y vestido como el primero. Es uno de los sistemas de falsificación más extendidos que conoce el mundo. Yo no sabía que la humanidad padeciera por falta de oro. Yo lo he visto en pequeña cantidad. Sé que es muy maleable, pero no tan maleable como el ingenio. Un grano de oro puede dorar una gran superficie, pero no tanto como un grano de buen juicio (…). Si ganas, la sociedad pierde. (…) El buscador de oro es el enemigo del trabajador honrado”.
THOREAU: “NO PREGUNTES CÓMO SE CONSIGUE LA MANTEQUILLA PARA TU PAN. SE TE REVOLVERÁ EL ESTÓMAGO AL ENTERARTE”
En su obra ya adelantó un problema que ha ido cada vez a más: el expolio del planeta. Thoreau leyó Tierra, trabajos, oro, de Alfred William Howitt, y escribió: “Me quedaron grabados en la mente toda la noche los numerosos valles con sus arroyos, todo cortado por pozos pestilentes de tres a 30 metros de profundidad y cuatro metros de ancho, tan justos como les fue posible cavarlos y medio cubiertos de agua. El lugar al que se lanzan con furia muchos hombres para buscar fortuna, sin saber dónde deben abrir sus agujeros, sin saber si el oro está bajo su mismo campamento, cavando a veces 50 metros antes de dar con la veta o perdiéndola por centímetros, convertidos en demonios y sin respetar los derechos de los demás en su sed de riqueza. Valles enteros a lo largo de cincuenta kilómetros aparecen de repente como panales de miel por los pozos de los mineros de tal suerte que cientos de estos mueren allí agotados. Metidos en el agua y cubiertos de barro y arcilla trabajan día y noche, y mueren de frío y enfermedad”.

El filósofo abolicionista continúa: “Howitt dice del hombre que encontró la gran pepita de 12 kilogramos en las excavaciones de Bendigo, en Australia: ‘Pronto empezó a beber, cogió un caballo y cabalgó por los alrededores, casi siempre al galope, y cuando encontraba gente la llamaba para preguntarle si sabía quién era él. A continuación le informaba, muy amable, de que él era el maldito miserable que había encontrado la pepita. Al final, cabalgando a todo galope, se estrelló contra un árbol, casi se salta los sesos. De todos modos, yo creo que no hubo ningún peligro en su caída porque ya se había saltado los sesos contra la pepita. Howitt añade: ‘Es un hombre completamente acabado’. Pero es un ejemplo de esa clase. Todos estos son hombres disipados. Escuchad algunos nombres de los lugares que excavan: llano del imbécil, barranco de la cabeza del carnero, vado del asesino. ¿No hay sátira en estos nombres? Dejadlos que arrastren su mal ganada riqueza adonde quieran, yo creo que el lugar en que vivan será siempre el llano del imbécil, si no el vado del asesino”.
Thoreau llegó a decir: “No preguntes cómo se consigue la mantequilla para tu pan. Se te revolverá el estómago al enterarte”. Y Bob Black acabó su libro con la misma frase que empezó: “Nadie debería trabajar”.
Pero, además, incluyó una exhortación: “Proletarios del mundo… ¡descansad!”.

MAR ABAD (1354 ARTÍCULOS)
Socia fundadora de Yorokobu y subdirectora de Ling. Junto a Mario Tascón escribió el libro Twittergrafía. El arte de la nueva escritura y es coautora de la guía para los nuevos medios y las redes sociales Escribir en Internet, de Fundéu, y del libro Comunicación Slow. Todo lo que ahí cuenta está basado en hechos reales. Pero, a veces, lo mejor del mundo es la fantasía. Entonces cae algún #instarrelato

Bibliografía

Abad, M. (29 de mayo de 2013). Nadie debería trabajar. Recuperado el 13 de octubre de 2014, de Yorokobu: http://www.yorokobu.mx/aboliciontrabajo/





Abolición del trabajo

25 de septiembre de 2014

Artículo de divulgación, un ejemplo

Viernes, 2 de mayo de 2014
Silbadores milenarios

Los lenguajes silbados luchan por sobrevivir en un mundo que poco conoce de ellos; presentamos aquí algunos datos de la investigación realizada por Cowan y Hasler en la región montañosa de Oaxaca

Lic. Lourdes Peregrina Nieto / Lic. Casilda López
El día levanta. Los silbadores despiertan la isla dorada. Desde las cimas hasta las profundas gargantas de piedra donde rompe el mar, resuenan los mensajes llevados por el viento. Es el silbido de La Gomera en Las Islas Canarias, un fenómeno lingüístico estudiado por científicos de todo el mundo; a diferencia del que se presenta en algunas zonas montañosas de México, cuyas motivaciones, estructura y evolución permanecen en gran medida a la sombra el desconocimiento.
Sin llegar a constituir lenguas[1], los lenguajes silbados nos asombran por su alto grado de especialización y por su efectividad en materia de telefonía. Su carácter enigmático se debe en parte a la suposición de que si estuvieron comprendidas dentro de los rudimentos comunicativos del ser humano, han sobrevivido durante cientos de miles de años.
Por otro lado, si bien el silbido pudo haber empezado con la imitación de los sonidos de los pájaros, lo cierto es que evolucionó hasta constituir hoy en día una sofisticada abstracción de los rasgos más significativos de las palabras.

¿Qué son los lenguajes silbados?
El etnólogo mexicano-alemán Juan A. Hasler nos explica, en su investigación publicada en 1960 en La Palabra y el Hombre (UV), que “por observación propia y por diversas fuentes orales y una escrita, sabemos que en varios lugares de México existe la muy amplia comunicación de ideas mediante silbidos. Como esta comunicación no se limita a simples llamadas convencionales, sino que  permite transmitir ideas no previamente convencionalizadas en determinados tipos de silbidos, y como permite formar oraciones y sostener conversaciones, se la ha llamado lenguaje silbado”.
La función de estos lenguajes es la de complementar las lenguas de los hablantes nativos que habitan en regiones accidentadas y con baja densidad de población; les permite comunicarse a grandes distancias sin necesidad de desplazarse, ya que los silbidos pueden ser escuchados en un rango de 10 kilómetros en regiones montañosas como La Gomera en Canarias, pero no rebasan los 400 metros en otras zonas llanas, boscosas o selváticas, donde el follaje y los troncos de los árboles cortan el paso del aire y con ello, el de las ondas sonoras.
La técnica del silbido también cambia de un lenguaje a otro y tiene distintos niveles de complejidad según las necesidades que esté destinada a cubrir. Puede emplearse sólo la forma de la boca, los labios y la posición de la lengua, las dos manos, algunos dedos, hojas de árboles o instrumentos musicales. En Las Canarias, que como decíamos es el caso más estudiado, el silbido tiene inclusive una producción literaria entre la que se encuentran cuentos y poemas. También es el caso del pueblo de los Akhas en Tailandia, cuya tradición oral se transmite de una generación a otra mediante el silbido.

Los descubrimientos de Cowan y Hasler
En el español de México podemos usar el silbido para llamar la atención de alguien o para hacer una advertencia. Este fenómeno también se registra en comunidades rurales de habla castellana y de habla indígena; sin embargo esto no constituye un lenguaje, sino apenas un conjunto de señales fónicas convencionales que permite entender que el conductor que nos rebasa envía saludos a nuestra señora madre.
El lenguaje silbado en México fue descubierto en 1948 por George M. Cowan, quien lo publicó en la revista de la ENAH bajo el título de El idioma silbado entre los mazatecos y los tepehuas de Hidalgo en México. Posteriormente Juan A. Hasler lo retomó para hacer nuevas observaciones; tras meses de estudio de campo escribió El lenguaje silbado, donde estudió los casos de mazatecos, huastecos, tepehuas, ocuiltecos, totonacas.
De entrada, Hasler explica la diferencia entre los tonos prosódico y fonemático en el lenguaje. El prosódico es el que tiene significado en sí mismo y nos permite imprimirle a una secuencia de sonidos como “mmhm”, una intención de pregunta, de afirmación, de negación o de satisfacción, por ejemplo. En cambio, el fonemático que no tiene significado en sí mismo, puede ser un poco más difícil de comprender porque no tiene un símil en español; éste hace posible diferenciar unas palabras de otras con base en alturas tonales. En nuestra lengua utilizamos el acento para distinguir entre “séquito”, “sequito” y “se quitó”; en la lengua Lonkundo del Congo Belga emplean los tonos alto y bajo para diferenciar  entre “espalda”, “arena” y otra palabra que significa un nombre propio. Hasler afirma que la escala de los mazatecos tiene por lo menos cuatro tonos: alto, bajo, compuesto alto-bajo y compuesto bajo-alto.
La relación entre el lenguaje silbado y las lenguas de carácter tonal (mazateco y otomí) es directa y transparente, pues, en el discurso, las sílabas del idioma hablado se intercambian por tonos y se convierten en melodías susceptibles de ser silbadas. Sin embargo, también se silba lenguas no tonales, como ocurre en el caso del tepehua, el totonaco y el español, donde el proceso de codificación no es digamos, “automático”, pero de la misma manera es capaz de transmitir un elevado número de oraciones en español, con escasa posibilidad de equívoco.
Hasler plantea que pudo haber sucedido que el silbido de La Gomera fuera creado por montañeses de habla tonal (africanos de raza negra en Europa) que posteriormente influyera en gente de idioma no tonal (hamitas, de raza blanca provenientes de Arabia y Oriente Medio) y finalmente en el español; no obstante, aclara que esto es sólo una hipótesis derivada de sus observaciones como etnólogo y que deja el caso a la opinión de un lingüista hispánico.

La política cultural y los lenguajes silbados
En Las Canarias, las técnicas del silbido están incluidas en la formación escolar de los estudiantes desde nivel básico, donde maestros locales las imparten para asegurar que sean transmitidas de una generación a otra; el silbido gomero cuenta además con la protección de la UNESCO, pues es considerado patrimonio inmaterial de la Humanidad.
Los ancianos de la comunidad platican que antes no se enseñaba a silbar en las escuelas sino que se aprendía de niño, jugando en la calle y en el monte, y que desde entonces se incorporaba a la vida diaria.
La conservación de lenguajes silbados ­–como los que se ha registrado en Aquitania (Francia), en Las Islas Canarias (España), en Kuskoy (Turquía), en la isla griega de Eubea, en Laos (Tailandia), en la zona peruana del Amazonas, así como en la región montañosa de Oaxaca, Puebla y Veracruz, entre otros; se calcula que existen más de 70 y sólo se ha estudiado 12 casos–, es vital, tanto por su valor cultural como por las posibilidades que plantea de explorar los aspectos fonéticos de la lengua, es decir la producción y percepción de los sonidos que conforman el idioma.

Vínculo con otras áreas de conocimiento
El origen del lenguaje es uno de los enigmas favoritos de la humanidad. Nos maravilla el haber transitado de las manifestaciones del puro instinto o de la imitación de los sonidos de animales a la creación de un artefacto social tan sofisticado que sin tener garras ni poderosos colmillos nos convirtió en los reyes de la selva. Durante miles de años, nuestra creación se volvió tan sofisticada que su complejidad terminó por rebasar nuestro entendimiento.  Kipling ilustró esta fascinación en El libro de las Tierras Vírgenes, al dotar a Mowgli de la capacidad de comunicarse imitando los sonidos animales y siendo el único con poder para gobernar sobre todos los demás seres.
En la actualidad, el avance de la ciencia y las nuevas tecnologías multiplican las posibilidades de conocimiento en torno del origen del lenguaje. Algunos científicos ya han contrastado en humanos, monos y otros mamíferos, los genes relacionados con su producción. En un trabajo interdisciplinario con la antropología, también se ha estudiado diversos especímenes humanoides para identificar, con base en el tamaño de sus cráneos y las características de sus aparatos respiratorio y digestivo, si es posible que hayan pronunciado palabras.
Asimismo, el monitoreo neurológico de Carreiras en 2005 ha confirmado que, en efecto, las áreas que activa el silbido en el cerebro de los silbadores son las mismas que las que activa el lenguaje hablado, tanto en la producción como en la decodificación de mensajes.
Finalmente las redes sociales y las plataformas digitales permiten a los lingüistas, etnógrafos y antropólogos disponer de videos, grabaciones y testimonios de los silbadores, de manera fidedigna y en periodos cortos; esto hace al estudio mucho más sencillo de lo que era en 1952. Sin embargo, la amenaza de extinción para estos lenguajes no reconocidos por los gobiernos, es grave, y a menos que se imite el modelo de Las Canarias inevitablemente acabará por extinguirlos.

Trabajos citados

Asociación de investigadores. (2006). Obtenido de El mundo silba: http://www.lemondesiffle.free.fr/projet/science/biblio.htm

Boeree, G. (2003). The origins of language. Recuperado el febrero de 2014, de Shippensburg University: http://webspace.ship.edu/cgboer/langorigins.html

Carreiras, M. (2005). Linguistic perception: neural processing of a whistled language. Nature, 31, 32.

Cowan, G. (1948). Mazateco whistle speech. Language, 280-286. Recuperado el febrero de 2014

Hasler, J. (julio-septiembre de 1960). Biblioteca virtual UV. Recuperado el febrero de 2014, de Repositorio institucional: http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/3107/1/196015P23.pdf

Razón, R. L. (30 de enero de 2010). Mazatecos usan lenguaje de silbidos. Obtenido de La razón: http://razon.com.mx/spip.php?article22414

Universal, T. N. (17 de abril de 2006). Descubren la forma cómo evolucionó el lenguaje. Obtenido de El Universal: http://www.eluniversal.com.mx/cultura/48509.html



[1] La Wikipedia define el lenguaje como es un sistema de comunicación estructurado para el que existe un contexto de uso y ciertos principios combinatorios formales (por ello entran en él la señalética, la clave morse, el lenguaje de programación); por otro lado, la lengua es un sistema se signos especializados (lingüísticos) que permite a los miembros de una comunidad (hablantes) comunicarse e identificarse como miembros de dicha comunidad.


Carta de motivos muy larga


Carta de motivos para ingresar a la maestría en Lingüística Aplicada en la UNAM

Cuando nos graduamos de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas hicimos una misa de acción de gracias. El grupo completo era de unas 35 personas, pero los católicos practicantes no pasábamos de 10. Había poca gente en la iglesia; yo estaba muy conmovida, pues me habría gustado que mi madre asistiera, pero ella había muerto al empezar yo la escuela. De repente, me sacó de mis tristes reflexiones una pregunta que lanzó el sacerdote a quemarropa: “¿cuál es el objetivo de su carrera?”
Se hizo un silencio; me limpié las lágrimas y los mocos y traté de hilar alguna idea, de decir algo, pero se me enredaban las palabras. Recuerdo que mis compañeros tampoco hacían más que mirarse unos a otros un poco avergonzados, sonriendo tímidamente… quizá si nos hubieran pedido una redacción… Eso sin duda, habría sido más apropiado. Por fin consiguió hablar mi amiga Laura que dijo: “formar buenos lectores”. Mi primo, que estaba una o dos filas atrás de nosotros, los graduados, preguntó conteniendo apenas la risa: “¿y para eso estudian tanto?”. Yo me indigné en silencio y le lancé una mirada asesina, pero no podía hacer más.
Después el padre continuó diciendo que fuera lo que fuera que estábamos destinados a ser y a hacer, siempre debíamos poner nuestro conocimiento al servicio de Dios y de nuestros hermanos. Sus palabras se quedaron resonando en mi mente. La última vez que me había confrontado a las preguntas de por qué quería estudiar Lengua y literatura, para qué demonios servía eso y cómo iba a usarlo para ganarme la vida, había sido en la etapa previa a ingresar a la universidad. Me había tenido que defender de algunas personas que no entendían que yo quisiera estudiar algo a lo que me movía el amor por el conocimiento y no las aspiraciones económicas, y que en su incomprensión, me atacaban, o por lo menos yo lo sentía así; aunque debo decir en defensa de mis detractores, que en esos tiernos años muchas cosas me hacían sentirme atacada.
Ahora me lo preguntaba alguien en una situación enteramente distinta: por una parte, no lo hacía con tono de reproche o de burla, sino de buena voluntad; por otra, no estaba empezando sino acabando la escuela. Ya se habían disipado todas las nubes en que llevaba envuelta la cabeza al principio, y se suponía que habían dado paso a una certidumbre, pero ¿de qué? Creo que no me lo había planteado hasta entonces. ¿Cuál era el saldo entre expectativas y resultados? ¿Qué había ganado tras esos cuatro años de estudio? ¿La carrera servía para formar buenos lectores y qué más?
En fin, la retrospectiva era bastante nebulosa; lo que sí tenía claro era lo que estaba por venir: me iba a comer el mundo. Iba a renunciar a un trabajo que no me gustaba mucho pero que me había salvado de ser una “estudi-hambre”, vendería mi casa -la que me dejó mi mamá-, haría maletas y me iría a Cali a matricularme en la maestría del Instituto Caro y Cuervo. Me convertiría en una brillante investigadora, viajaría por todo el mundo, intercambiando puntos de vista, hipótesis y metodologías para estudiar fenómenos lingüísticos desconocidos; me moría de ganas por andar como Sapir metida en tierras exóticas, buscando la esencia del lenguaje; aspiraba a alcanzar la lucidez de Chomsky para trabajar en inteligencia artificial usando modelos generativos. Quería escribir mi propia gramática metafísica con categorías universales… Consideraba que quizá en la vejez, daría clases para aprovechar mi desbordante cúmulo de conocimientos.
De todo aquello lo único que pasó fue que renuncié a mi trabajo: algunas situaciones extremas se interpusieron en el resto de la ejecución del plan napoleónico. Digamos que obtuve mi título y mi cédula profesional y volví a casa. Luego nacieron mis hijos: me hicieron infinitamente feliz, pusieron mi mundo de cabeza, echaron abajo todo lo que creía tener por cierto. Sin embargo, me aferraba a los sueños de grandeza y no podía evitar sentirme frustrada en el aspecto profesional.
Después surgió la oportunidad de un trabajo más o menos cómodo en el periódico local: me permitía estar con los niños todo el día hasta las cuatro de la tarde y luego regresar a casa para acostarlos a las 10. Durante un año aproveché el tiempo que el camión se hacía al diario para mirar los sueños del pasado como a través de una vitrina, pero estaba contenta. Hacía algo en lo que era más o menos buena (editar), leía, escribía, tenía amigos, me pagaban. Luego vino un proyecto más grande: me invitaron a ser jefa de editores en un periódico nuevo. Lo tomé. En los siguientes seis meses hubo drama, romance, comedia y terror en fuertes dosis; las jornadas eran extenuantes. Finalmente terminaron con un gran aprendizaje y mi separación del proyecto. Volví a la casa.
Había crecido en un ambiente de madres trabajadoras, simplemente no concebía el hecho de quedarme a cuidar a los hijos. Era una perdedora, no había más qué decir. Todos habían tenido razón, no debí estudiar esa carrera, no debí de haberme ido a Xalapa; además me iba fatal como mamá y como ama de casa, no sabía ni por dónde empezar.
Bien, ésta es la parte de la historia donde se esperaría que sucediera algo decisivo que cambiara el rumbo gimoteante de la redacción. En realidad no hay tal cúspide narrativa. No sé bien cómo ocurrió que salí de ese laberinto de autocompasión. Sé que ayudó el alimentarme de la sonrisa de mis hijos todos los días: verlos crecer sanos y cada vez más fuertes, listos, independientes. Sé que ayudó mucho el que mi esposo me motivara a volver a hacer lo que me gustaba: pintar, leer, escribir. Finalmente otra pieza clave fue que empecé a dar clases en la UV de Lectura y Redacción.
Descubrí que sí podía poner lo que sabía al servicio de Dios (digo esto y asumo el riesgo de poner a sonar en la mente del lector las alarmas de fanática religiosa: iu, iu, iu, iuuuuuuuuuuuuu). No porque me considere un apóstol del idioma, ni una redentora ortográfica, sino porque considero que ser maestro brinda la oportunidad de adquirir humildad y de hacer algo bueno por otros. Es lo congruente después de haber estudiado lengua y literatura por amor al conocimiento.
Por supuesto, la senda es estrecha y está llena de baches: tampoco es que enseñar lectura y redacción sea sencillo. En primer lugar está la paradoja que entraña aplicar lo que aprendió uno en los cursos de educación superior, es decir, a ser empático con los estudiantes, a tratarlos como iguales, a darles su espacio... ¿Cierto…? ¡Falso! Uno llega al salón y descubre que lo que debió aprender fue técnicas para evitar que lo devoren. (Recuerdo que cuando pedí auxilio desde la jaula de los leones, lo que obtuve fue una frase que me sonó tan enigmática como un precepto taoísta: “tienes que hacerte un personaje”. “¡¿Qué?!” Al principio no lo entendí muy bien, pero ahora ya, después de varias tarascadas lo voy captando. Tiene que ver con no comprometerse emocionalmente, o al menos, con no hacerlo a lo bruto).
En segundo lugar, está lo complicado de captar la atención de los nativos digitales; encontrar referentes que sean significativos para ellos y transmitirles la importancia de actuar con conciencia lingüística. Uno se tiene que parar de cabeza y reírse y hacerlos reír. Hay un equilibrio delicado entre diseñar clases dinámicas y montar un circo, pero alcanzarlo toma mucho tiempo y se requiere fuerza de voluntad.
Enseñar pues, no se me da fácil. Continuamente quedo lejos de alcanzar los objetivos más básicos del curso; tampoco me pagan lo que solían pagarme en el periódico, pero estoy convencida de que trabajo por un fin mucho más noble.
Quiero seguirme preparando para ello. Yo creo en el producto que vendo: sé que el lenguaje y el idioma son armas delicadas y efectivas; sabiéndolas manejar, uno tiene mucho a su favor en todos los ámbitos y puede lograr lo que se proponga: desde tener relaciones sentimentales armónicas (se sorprendería el lector de la cantidad de gente interesada en este único aspecto), hasta obtener el trabajo ideal, llevarse bien con sus compañeros y familiares, mantenerse joven reinventándose diariamente. Suena como anuncio de psíquica estafadora, ¡pero así es!
He aquí varias cuartillas después de iniciado el viaje epistolar que sitúo mi petición. Hoy mis hijos tienen 6 y 7 años; cumplo pronto 8 de casada y soy muy feliz. Me siento plena: ya no añoro mis proyectos de conquistar el mundo, sin embargo sigo amando el conocimiento y sigo siendo una apasionada del estudio del lenguaje.
Quiero ingresar a la maestría en lingüística aplicada porque considero que la mejor forma de contribuir a la sociedad, es enseñando lo verdaderamente esencial que es la comunicación, la empatía con el que recibe el mensaje, el silencio interior, la claridad de pensamiento, el valor de las palabras. Creo que el lenguaje es una prueba fehaciente de que Dios existe (¿de nuevo suena la alarma?) y que está dentro de nosotros. Creo que su estudio científico es mi forma de servirle, por paradójico que suene. No pretendo que esto sea válido para nadie más. Sólo quiero seguir en este camino, andarlo y asombrarme.
Quizá mi visión sea anacrónica pero me sigue pareciendo que las fronteras pensamiento-lenguaje-realidad son muy borrosas, y que si el mundo en el que vivimos lo hemos edificado sobre conceptos, el lenguaje es la mejor herramienta para cambiar lo que no está funcionando en él. Sé, porque lo he aprendido duramente, que una situación lingüística no manejada adecuadamente puede desencadenar un despido laboral, la ruptura de una familia, el suicidio de un joven o toda una vida de amargura… Pensar en que a través del taller se puede guiar a los estudiantes en una pequeña parte del camino, mostrarles algunas trampas, atajos y rutas seguras de su lengua madre, me da tranquilidad y esperanza. Dicho esto… admítanme en la maestría o ardan en el fuego eterno. No es cierto. Gracias por leer.



Lourdes Peregrina
Enero, 2014

18 de septiembre de 2014

Estrategias de escritura



Si te preguntas cómo empezar un texto, esta presentación puede ayudarte (o no), todo depende... :)

Estrategias escritura

Presentación: la reseña crítica sabe a cupcake



Sería bueno que consiguieras un cupcake antes de ver la presentación (se te va a antojar).

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Artículo de divulgación


Una presentación que puede ser de utilidad para la elaboración de tu artículo de divulgación,

Artículo de divulgación para estudiantes

17 de septiembre de 2014

29 de agosto de 2014

El Túmin, ¿será posible el sueño?


Especialmente para los administradores :) El autor de este texto también publicado en la revisa digital Era, es un señor periodista e investigador, Francisco de Luna. Él fue el primero en sacar este tema a nivel nacional. Analízalo, valóralo. Escribe una reflexión breve o toma notas sobre lo que vayas pensando sobre el tema. Las usarás en la próxima clase.



Crece el sueño del túmin
La moneda comunitaria que comenzó con 40 socios, siendo perseguida por el Banco de México y la PGR, cuenta hoy con 440 socios y presencia en 11 estados; se ha ganado el respaldo de la Iglesia y del gobierno del municipio donde inició, quienes aceptan el pago de servicios con los vales del “Mercado Alternativo y Economía Solidaria”
FRANCISCO DE LUNA
En Espinal, Veracruz han hecho del “túmin” un modo de vida. Esta moneda alternativa se ha convertido en una esperanza económica; aquí los indígenas totonacos y algunos establecimientos comerciales le apuestan al proyecto para sobreponerse a la pobreza que los agobia.
El éxito de esa moneda alternativa superó ya las fronteras no solo de Espinal, sino también de Veracruz. El uso del túmin se extendió ya a localidades de 11 estados de México.
En Espinal, con este “billete local”, se pueden pagar servicios que van desde el derecho de piso de comerciantes o multas impuestas por el Ayuntamiento, así como saldar la cuenta en la peluquería, la comida de la fonda, horas de un cibercafé, la despensa, inclusive la boda, el bautizo o la primera comunión.
El túmin es tomado en serio, las autoridades municipales la han aceptado, mientras que la Iglesia Católica del pueblo también la respalda.
Se basa en un sistema solidario, de confianza e intercambio al que se han sumado 440 socios desde 2010, cuando empezó a funcionar el proyecto, indicó Juan Castro Soto, promotor y creador del “Mercado Alternativo Túmin”.
EL PREDIAL SE PAGA CON TÚMIN
La moneda alternativa ayuda a complementar el pago cuando el dinero no alcanza; de esta manera quienes la usan fortalecen la economía local y favorecen el que la gente consuma en su misma comunidad, además  permite el intercambio de productos, lo que facilita el trueque.
Estos fundamentos convencieron al alcalde de Espinal, Evencio Tovar Vázquez, quien al tomar las riendas del municipio a principios de año aceptó participar para apoyar  y tratar de mejorar las condiciones económicas que enmarcan al pueblo.
Aquí ya se pueden hacer pagos del predial y otros impuestos municipales con la moneda comunitaria; mientras que la Tesorería del Ayuntamiento realizó las primeras compras de artículos de limpieza pagando en su totalidad con el túmin en uno de los establecimientos asociados.
También la moneda es aceptada para cubrir el cobro de derecho de piso de comerciantes, así como  el pago de multas.
El proyecto ahora es parte de la historia y la convivencia de los espinaltecos, tanto que en el palacio municipal se pintó un mural dedicado al túmin, “símbolo” que representa la lucha contra la crisis económica del sistema capitalista y neoliberal.
IGLESIA ACEPTA MONEDA LOCAL EN LIMOSNAS
A casi cuatro años de haber comenzado la circulación de los “túmines”, en la iglesia católica “San José” se respaldó al mercado alternativo. El sacerdote Pablo Gutiérrez Gómez dijo que en la parroquia los ciudadanos podrán pagar hasta el 10 por ciento de los servicios eclesiásticos con la moneda local.
Es el único recinto religioso donde las modalidades cambiaron. Ahí se pueden pagar las bodas, bautizos, misas, quince años y hasta limosnas pues en ocasiones los ciudadanos no tienen monedas para la limosna, pero ahora podrán cooperar con el túmin.
Pareciera que se trata de un tema tabú, sin embargo, los habitantes comienzan a identificarse más con el proyecto el cual en septiembre de 2010 se inauguró con 50 socios y actualmente cuenta con 440.
Pablo Gutiérrez Gómez, es famoso por echar agua bendita con pistola atomizadora en sus misas; él recientemente llegó al municipio totonaco, donde dijo que hasta en los baños públicos se aceptarán los “túmines”.
NUNCA IMAGINARON LLEGAR TAN LEJOS
Los dueños de establecimientos en 11 estados mexicanos se interesaron en el proyecto, lo que permitió su expansión de manera acelerada, “pues nunca imaginamos llegar a tanto” indicó Soto Castro, también coordinador de la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH).
En los estados como Veracruz, Oaxaca, Morelos, México, Chiapas, Jalisco, Puebla, Hidalgo, Tamaulipas y hasta el Distrito Federal,  el túmin fue recibido por negocios y promotores culturales.Ahí se lleva a cabo los trueques, en un mercado alternativo que no depende de los gobiernos sino de la confianza de los ciudadanos que buscan solucionar dificultades en la economía de su pueblo.
Estas acciones comunitarias llegaron tan lejos por la difusión en diversos medios de comunicación, desde locales hasta internacionales. La información atrajo a investigadores y turistas, quienes al conocer el funcionamiento del vale solicitaron explicaciones y que los creadores realizaran pláticas en otras regiones del país.
Fue así como propietarios de negocios pequeños se interesaron en adoptar el túmin, dejando en claro que éste no busca sustituir al peso.
LOS OPRIME LA POBREZA
Espinal se ubica en la sierra del Totonacapan, al norte del estado de Veracruz, y está integrada por 82 localidades. Fue ahí donde en septiembre 2010 se puso en funcionamiento el vale como método de intercambio para contrarrestar el acaparamiento del dinero.
El número de habitantes es de 25 mil 548, de los cuales, 21 mil 306 son pobres. Los datos más crudos fueron publicados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que mide la pobreza en México: 4 mil 790 de ellos están sumidos en la pobreza extrema.
En tanto que en el censo de 2010 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) se detalla que el grado de marginación en Espinal es alto y en el contexto estatal se ubica en el número 79 de los municipios con mayor precariedad, mientras que a nivel nacional es el 747.
Asimismo hace referencia a la lejanía de la modernidad con apenas 23 kilómetros de longitud en pavimentación de carretera alimentadora estatal. También precisa el portal del INEGI que no se tiene el registro de caminos “rurales” pavimentados.
La mayoría de la gente vive del campo, de las cosechas del maíz y cítricos así como de la crianza de aves y cerdos. Aquí la esperanza económica dista de las expectativas de los jóvenes, quienes prefieren migrar.
SALIÓ AIROSO DE BATALLAS LEGALES
Al principio los creadores fueron denunciados por el Banco de México (Banxico) ante la Procuraduría General de la República (PGR) con fundamentos de que se intentaba sustituir al peso, sin embargo, luego de las investigaciones y largas horas de declaraciones, comprobaron que el objetivo no era perjudicar a la nación.
Finalmente desde el Banco de México se reconoció que el túmin sólo tenía función de vales y no representaba peligro para la moneda nacional; al contrario, era un beneficio para los ciudadanos con menor poder adquisitivo y les facilitaba los intercambios.
Se trata de un papel moneda y sólo existen las denominaciones de 1T, 5T, 10T y 20T. Cada uno equivale a un peso mexicano. El billete es un rectángulo con medidas de cinco por ocho centímetros.
En la primera edición, de agosto de 2010, tenía impresas pinturas de artistas como Diego Rivera y Rufino Tamayo. En la segunda estas imágenes se cambiaron por elementos que distinguen a la zona del Totonacapan.
“Túmin”, en lengua totonaca, significa dinero. Con número y palabras en lengua indígena el billete tiene marcado su valor. Se lee “Mercado Alternativo y Economía Solidaria”. Válido para trueque entre socios activistas.
El proyecto fue impulsado por las asociaciones civiles como el Centro de Investigación Intercultural para el Desarrollo (CIIDES), RUDH,alumnos y docentes de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI).
No sustituye al peso. Pero la moneda alternativa nunca se va de la comunidad pues sólo se acepta entre los participantes, “es como un circuito cerrado donde la gente siempre tiene dinero para comprar”, detalla un díptico en el que están plasmadas diez ideas sobre la economía solidaria.
Los negocios participantes son: alimentos preparados, carnes, corte de pelo y belleza, frutas, verduras, internet, computación, médicos, farmacias, panaderías, tortillerías y servicios como hotel, costura, carpintero, asesoría jurídica, plomero, entre otros.
Cada participante cuenta con un directorio donde puede consultar qué compañeros aceptan el Túmin, dónde tienen su comercio y qué venden. El directorio es actualizado cuando hay nuevos integrantes. Actualmente circulan 200 mil T, lo que significan 200 mil pesos en vales.
ALLÁ AFUERA EL PAÍS CAE A PEDAZOS
En la República Mexicana existen 20 monedas comunitarias, mientras que a nivel mundial se estima la existencia de cinco mil con funcionamientos similares a la moneda local de Espinal.
Mientras que el túmin intenta contrarrestar la afectación económica en sus habitantes del Totonacapan, el país “allá afuera” se está cayendo a pedazos, sigue siendo arrastrado por la recesión mundial.
Durante el primer semestre de 2013 el dinamismo económico cayó al 0.7 por ciento y en el segundo se acentuó a menos 0.44%. Fue entonces que las inversiones en México cayeron 3.1 porcentuales, la producción industrial también redujo 2.4 en comparación a 2013.
En los mismos datos del INEGI detalla que en el primer semestre del año pasado disminuyó 39.7% el número de empleados afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que generó la crisis que durante este 2014 aún no se logra superar.
Al túmin no le afectan las inflaciones ni las nuevas disposiciones fiscales; aquí sólo basta la confianza: el valor monetario queda excluido, pues en el sistema solidario de trueque el dinero recobra su origen histórico.
*Periodista, estudió Ciencias de la Comunicación. Habla la lengua totonaca. Ha dado primicias como "El Túmin en Espinal, Veracruz, lo cual atrajo a medios nacionales, así como el hallazgo de piezas arqueológicas de Poza Rica que modificó la cronología de la ciudad de 1830 a 800 D.C


TEXT TO THE RIGHT
Con este “billete local” se pueden pagar servicios que van desde el derecho de piso de comerciantes o multas impuestas por el Ayuntamiento, así como saldar la cuenta en la peluquería, la comida de la fonda, horas de un cibercafé, la despensa, inclusive la boda, el bautizo o la primera comunión.
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En un principio los creadores fueron denunciados por el Banco de México (Banxico) ante la Procuraduría General de la República (PGR) con fundamentos de que se intentaba sustituir al peso, sin embargo luego de las investigaciones y largas horas de declaraciones, comprobaron que el objetivo no era perjudicar a la nación.
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Al túmin no le afectan las inflaciones ni las nuevas disposiciones fiscales; aquí sólo basta la confianza: el valor monetario queda excluido, pues en el sistema solidario de trueque el dinero recobra su origen histórico.



25 toneladas de insomnio



Este texto de Yamil Mojica, publicado en la revisa Era, es un brillante ejemplo de crónica. Disfrútalo. Comentaremos en clase.

25 toneladas de insomnio
Después de hacer jornadas de hasta 11 días sin dormir, a Juan el único vicio que no le gusta es el alcohol. “Trailero que se duerme, se lo lleva la chingada”, reza antes de beber el primer cocktel de estimulantes de la noche. Aquí hay una sola lógica: hacer más viajes en el menor tiempo posible, para ganar más cada quincena. Su mujer encinta lo espera en casa; cerrados los ojos quizá a lo que él hace para tenerlos abiertos

Yamil Mojica
Juan enciende un Marlboro rojo, sube el volumen del estéreo para escuchar a Nirvana: “Now the people cry and the people moan and they look for a dry place to call their home…”  Sobre la seca y dura tierra en las afueras de Los Reyes Acaquilpan un par de chamacos flacos vestidos en shorts de futbol, sin camisa ni zapatos, con el cabello tieso por el sol y los ojos inyectados de brío, lavan la trompa del tráiler: “…and try to find some place to rest their bones…” A la distancia, el inevitable sonido de los autos rasgando el viento sobre la libre Texcoco-Calpulalpan: “…while the angels and the devils try to make them their own…”.
25 toneladas de lonas de plástico en el remolque de dos ejes viajan desde una bodega en Iztacalco y deberán ser entregadas en Xalapa por la mañana del siguiente día. El motor del Kenworth arranca, integrándose a la carretera. Juan se restriega los ojos, fuma otro cigarro y ahora escucha una versión grabada en vivo de “Even Flow”; da palmadas al volante al ritmo de la batería. Sonríe y confiesa que Pearl Jam es una de sus bandas favoritas.
La faz fronteriza entre Tlaxcala y el Estado de México da cuentas de un paraje de árboles polvorientos en el que la esfinge de una enorme virgen de Guadalupe se encumbra sobre un cerro; observante, ante esa soberanía vacía del kilómetro 32, donde en 2013 se acumularon 52 muertes por accidentes automovilísticos.  El tráiler continúa su marcha como un gusano blanco entre anuncios fantasmas: pulque, barbacoa de hoyo y filetes asados.
Genio y figura
Juan nació en Xalapa, hijo de padre trailero aprendió el oficio desde muy temprano; abandonó sus estudios de bachillerato por querer “ganar lana para desmadrarse y conocer morras”, como él dice. Nació en 1982, pero a juzgar por su semblante, obra de las drogas, bien podría haber conocido el mundo por vez primera a mediados de los setentas.

—Trailero que se duerme, se lo lleva la chingada—, asegura mientras se empina un Red Bull y cuenta que el único vicio que no le gusta, es el alcohol. Viste un par de Vans negros, jeans holgados y una playera de Mudhoney.
Su mirada vidriosa enmarcada por unas profundas ojeras lo convierte en el rey de un espacio que sólo a él le pertenece: la cabina. La combinación música-hacinamiento itinerante deviene en una especie de burbuja que lo aísla del exterior y de la que tiene control absoluto.

Algo un poco más fuerte
Ha arribado a Perote, a la noche de Perote, a una oscuridad fría, de suelos secos, porosos y áridos. Noche, su noche desvelada entre la carretera adornada de matorrales, mezquites y chilacayotes.
—Ando erizo—, manifiesta mientras detiene el tráiler en una cachimba, término para denominar a los restaurantes para camioneros.
Con una gran sonrisa en el rostro, saluda a Petra, una mujer gruesa y joven. Ésta le sirve un café.
—¿Cómo está tu mujer? —pregunta ella.
—Bien, ya nos dijeron que va a ser niño, y que nace pa’ noviembre —responde Juan. Continúan conversando, entre risas y anécdotas de reuniones pasadas.
Mientras él le ayuda a instalar la válvula de un tanque de gas, la mujer saca de una gaveta un pequeño envoltorio de papel aluminio con cápsulas de Orlistat y Sibutramina, potentes adelgazantes que se consiguen sólo con prescripción médica y que Juan compra por uno de sus efectos secundarios: la supresión del sueño.
Otro tráiler llega a la cachimba, lo conduce el hermano de Petra. Se le ve un poco agitado, tanto que en vez de saludarlos, les cuenta que se ha topado con un retén policiaco.
—Pinches cabrones, estaban con las luces apagadas; no me dio tiempo de esconder mi toque, lo tuve que tirar —manifiesta.
—¿Los marinos? —pregunta Juan.
—No, güey, los estatales, ésos son los más mierdas.

Una  oscuridad de pupilas dilatadas
La noche comienza a tornarse más espesa; Juan se despide de todos y enciende el motor. Fuma un cigarro más y busca por todos los rincones de la cabina alguna porción de droga que lo pueda meter en problemas; no encuentra nada.
Suena, “Nothing else matters” de Metallica. La acumulación de cafeína y taurina en su cuerpo hacen que sus dedos se muevan rápido, el ritmo de su respiración ha aumentado.
—Si no tomo esta madre, me caigo; imagínate, ha habido ocasiones en las que he pasado hasta 11 días sin dormir, ‘tá de la madre, —dice mientras selecciona otra canción, una más rápida y pesada, una que le siga el ritmo a su palpitar cardiaco. “Blind”, de Korn es la elegida:
“How deep can I go in the ground that I lay?
If I don't find a way to see through the gray that clouds my mind.
This time I look to see what's between the lines!”
El retén del que hablaba el hermano de Petra se ha movido a otro lugar. Juan lo celebra con mesura, pues sabe que el abuso de autoridad y la corrupción policial es una plaga con la que todo trailero debe lidiar.
Se detiene en una gasolinera para cargar combustible y calibrar las llantas, después se dirige al mini-súper y regresa con una bebida energética en la mano. Los graves daños que el coctel anti-sueño ocasiona en su cuerpo, los conoce pero no le importan. Aquí hay una sola lógica: hacer más viajes en el menor tiempo posible, para ganar más cada quincena.
—Está chido porque es más barato que comprar perico, además no te pone loco…  bueno sí, pero no; es diferente, uno se activa y anda al pedo—responde a una pregunta que jamás le hice, ya con las pupilas dilatadas pero en pleno control de sí.

Sueños disueltos en eterna vigilia
Me ofrece un cigarro mientras me dice que a veces ha pensado en concluir la preparatoria, pero que el trabajo se lo impide. También que amaba dibujar y que su especialidad eran Los Caballeros del Zodiaco y Dragon Ball Z, sobre todo las peleas maratónicas entre Goku y sus némesis.
El repertorio de rock ha finalizado, ahora es tiempo de narco-rap. “Para los guerreros que viajan armados, siempre alterados, bien preparados, por si hay un topón, puro vato loco, puro cabrón, armados con granadas, con sus trocas blindadas…”
Dos horas para llegar a Xalapa, la carretera, húmeda y muerta en su color gris rata, como un abismo horizontal donde se alzan pinos, cipreses e higuerillas formando una nube oscura y claustrofóbica que nulifica la panoramización del paisaje.
El tráiler se para frente a una casa mediana con las luces apagadas. Juan baja de la cabina y con rapidez abre la puerta del lugar. Regresa con una Coca Cola helada y cuatro pastillas de Sibutramina; las ingiere todas de un solo trago y el tráiler comienza a moverse hacia su destino.
Al ver su rostro, uno dudaría de estar ante un hombre despierto. Más bien parece un sonámbulo. Un sujeto en piloto automático. Alguien autoforzado a convertirse en máquina de vigilia, de movimiento. Una máquina funcional en tanto la fórmula música-descontrol-estimulantes siga a su disposición.

De vuelta
Juan forma parte de una realidad reconocida por la Confederación Nacional de Transportistas (Conatram). El vicepresidente nacional de la organización, Manuel Santos Benavides, declaró en septiembre de 2013 que las cifras dadas a conocer por la Secretaría de Transportes (SCT) (71 positivos al antidoping de un total de 411 pruebas) eran incluso conservadoras en torno del problema: “se quedan cortos, hay un gravísimo problema de adicción”.
Sin embargo la misma organización aclaró que el número de accidentes ocasionados por transporte de carga –el cual ha ido en aumento desde 2011 según registros de la propia SCT y colocan a México en el sexto lugar internacional-, obedecen no únicamente a este factor sino a la cadena de corrupción que empieza con el incumplimiento de la normativa de pesos y dimensiones, así como a la negativa de las autoridades a prohibir el uso del doble remolque, que es en muchos casos, la causa de accidentes mortales.
Finalmente Juan ha llegado a Xalapa, a la Xalapa hundida en la plenitud de su silencio, de su madrugada y de los seres que furtivamente pueblan sus calles. El tráiler avanza entre la ciudad como punto indefinido entre la bruma que la enmarca, como un limbo que lo recibe, dando por finalizada su jornada.
Su mujer lo espera en casa, ignorando lo que él tiene que hacer para mantener los ojos abiertos, para no cerrarlos en la oscuridad, pues la vida es luz y basta con esperar a tener un hijo para saberlo.


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Text to the right
Juan nació en Xalapa, hijo de padre trailero aprendió el oficio desde muy temprano; abandonó sus estudios de bachillerato por querer “ganar lana para desmadrarse y conocer morras”, como él dice. Nació en 1982, pero a juzgar por su semblante, obra de las drogas, bien podría haber conocido el mundo por vez primera a mediados de los setentas.
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(…) La mujer saca de una gaveta un pequeño envoltorio de papel aluminio con cápsulas de Orlistat y Sibutramina, potentes adelgazantes que se consiguen sólo con prescripción médica y que Juan compra por uno de sus efectos secundarios: la supresión del sueño.
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Me ofrece un cigarro mientras me dice que a veces ha pensado en concluir la preparatoria, pero que el trabajo se lo impide. También que amaba dibujar y que su especialidad eran Los Caballeros del Zodiaco y Dragon Ball Z, sobre todo las peleas maratónicas entre Goku y sus némesis.